Camino de Santiago
Luceni, emplazado en plena Ribera Alta del Ebro, está incluido en dos grandes rutas de peregrinación provenientes de Cataluña. Ambas convergen en Pina de Ebro y transitan por toda la Ribera del Ebro (Baja y Alta) atravesando de este a oeste la provincia de Zaragoza. Desembocan en la localidad de Logroño uniendose allí a la ruta del Camino francés, que llega de Francia a España por Valcarlos-Roncesvalles y atraviesa núcleos de población como Pamplona, Logroño, Burgos o León, siendo esta la ruta principal y mas famosa.
Luceni
Rutas del Camino
La primera de ellas se trata de la ruta del Camino Jacobeo del Ebro. Esta ruta discurre desde el delta del Ebro hasta Logroño, siguiendo en su mayor parte el ascendente cauce del Ebro, como bien se comprueba en su perfil. La única salvedad orográfica la encontramos al principio del camino, cuando al evitar el meandro catalán ascenderemos con dureza desde Tortosa – Xerta hasta Gandesa. Son pistas cómodas por un camino de gran pasado romano, mudéjar y medieval. Debemos prestar atención al clima extremo en invierno y en verano. La ruta es perfectamente transitable a pie o en bicicleta, aunque carece de sombras en las que cobijarse. Se encuentra bastante bien señalizada.
La segunda es la Ruta del Camino Catalán. Diversas asociaciones jacobeas catalanas acordaron a finales del siglo XX tomar Montserrat como punto de partida de los caminos catalanes, dada su simbología. Desde este punto, el itinerario va recogiendo otros ramales jacobeos hasta unirse con el Camino Jacobeo del Ebro en la provincia de Zaragoza, a la altura de Pina de Ebro. La ruta es perfectamente transitable a pie o en bicicleta, aunque en verano y en las semanas más crudas del invierno se hace muy duro por los climas extremos en algunas zonas, de gran calor y frío. Se encuentra bastante bien señalizada.
Etapa
- Alagón – Gallur
- Salida Llegada Km
- Alagón Gallur 21.8 Km
De Alagón, pasamos por debajo de la autopista y continuamos por carretera hasta Cabañas de Ebro. Atravesamos esta localidad y seguimos junto al Ebro. Atravesamos la Ínsula Barataria por camino y llegamos a Alcalá. Desde aquí, continuamos bordeando el Ebro por camino hasta acercarnos lentamente a la vía férrea junto a la que entramos en Luceni. De esta localidad, continuamos por carretera hasta Gallur.
La Plaza de España
Con una extensión de 3.196 metros cuadrados, pertenecía primitivamente a los Condes de Fuenclara y a lo largo de la historia se ha convertido en el punto de encuentro social de la población de la localidad. Cuenta con una fuente de piedra con 6 caños de agua y un kiosco de música de ladrillo. Además, la gran cantidad de árboles y bancos para sentarse hace de ella el punto ideal para pasar las tardes, tanto para niños como para adolescentes y adultos.
En una de sus esquinas cuenta con un banco de piedra decorado en trencadís, reflejando el trascurso del río Ebro a su paso por toda la Comarca Ribera Alta del Ebro, a la que pertenece Luceni.
La Iglesia de la Purificación de Nuestra Señora de Luceni
Del siglo XIII: alberga en su altar mayor un magnífico retablo dedicado a la «Presentación del Niño Jesús en el Templo».
Este retablo, de autor desconocido cosa normal en época aún medieval, es de alabastro policromado, su relieve es muy plano y de factura gótica data de la segunda mitad del siglo XV. Tiene dos partes bien diferenciadas. El banco o parte inferior y el retablo propiamente dicho.
En el banco encontramos dos clases de representaciones. La Piedad, en el centro y a ambos lados figuras de Santos; fácilmente identificables, San Andrés, San Pablo, San Pedro y San Bartolomé.
El cuerpo central está ocupado por la «Presentación del Niño en el Templo» bajo una decoración arquitectónica gótica de tres naves, y aparecen, además del Niño, San José y Ana, en un lado y Simeón y la Virgen al otro.
El remate está ocupado por dos escenas: Calvario y Anunciación; la primera, en el centro divide en dos a la segunda.
Se observa en todo el retablo la influencia de la escuela flamenca: la forma y colocación de los pliegues, las figuras con el manto muy echado sobre el rostro a las que parece que éste ha fijado en el suelo, manos alargadas y finas. Las «Vírgenes burguesas» de Van Eyck recuerdan a la Virgen de Luceni en su estilo y escuela, cuya figura podría haber servido perfectamente para representar el de una mujer cualquiera de la clase media.
Las túnicas y bonetes presentan una clarísima identificación con los flamencos del siglo XV. Hay un dato curioso, la perduración de los bonetes de la bolsa como algo típicamente judío dado que San José y Simeón eso eran, se puede juzgar que el artista lo sabía y su obra fue consciente.